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Una sumisa

Una vez más Él.

Una vez más Él.

Por fin ha comenzado el frío. Llego a casa después de un duro día. Sólo me apetece descansar. Me tumbo en el sofá. Enciendo la televisión, no hay nada interesante, de modo que bajo el volumen y la dejo encendida para que el destello de la pantalla y su murmullo me hagan compañía. Me acerco a la cocina y abro una botella de vino. Me sirvo una copa y me vuelvo al sofá. Acerco la mesa auxiliar y enciendo el ordenador. La bandeja de entrada de mi correo está llena... da igual, ahora no me apetece leerlos. Voy dando pequeños sorbos a la copa de vino mientras navego distraida por internet. La calefacción está encendida y empiezo a tener calor. Me desabrocho la blusa y me quito la falda. Me encanta sentir el tacto del cuero del sofá sobre mi piel. Es refrescante. Cierro los ojos y me delito con esa sensación. Comienzo a pasarme la mano suavemente por mi cuello, me acaricio los pechos y bajo hacia mis muslos. Continuo durante un rato acariciándome el cuerpo. Me gusta. Disfruto. Empiezo a sentirme excitada. Cierro los ojos y veo Su imagen. Está ante mi. Desnudo. Observándome. No me atrevo a mirarle. Me acerco despacio hacia Él. Me arrastro por el suelo hasta quedar a sus pies. Me despojo de la ropa interior. Tan sólo me cubren unas medias. Continuo tocándome, acariciándome. Me acerca un vibrador para que juegue con él. Lo cojo y me lo meto en la boca. Lo lamo, lo chupo. Depués me lo introduzco poco a poco en la vagina. Entra muy bien. Estoy muy mojada. Mientras lo meto y lo saco acaricio mi clítoris con los dedos. Empiezo a jadear. No puedo evitarlo. Él me mira y sonrie. Sigo masturbándome para Él. Me pellizco los pezones hasta que se ponen duros y rojos. Él se acerca a mi y aumenta la potencia del vibrador. No puedo evitar retorcerme de gusto en el suelo. Me pongo roja. Una mezcla de vergüenza y placer se apodera de mi. No consigo abrir los ojos. No quiero. Me da vergüenza. Voy a correrme. Entonces Él se acerca y me indica que pare y que me ponga de espaldas. Le obedezco sin rechistar. Me pongo a cuatro patas ofreciéndole una espléndida vista de mi trasero. Apoyo la cabeza en el suelo y me dispongo a descansar aunque sólo sea un segundo. Pero no puedo. Noto como su mano se estrella contra mis nalgas. Suelto un gritito y vuelvo a mojarme. Él me tapa la boca y continua azotándome mientras yo me pongo cada vez más cachonda. De vez en cuando me obsequia con alguna que otra caricia que recorre mi espalda desde el cuello hasta mis nalgas y que acaba en otro sonoro cachete. Continua asi un buen rato hasta que decide vendarme los ojos con un pañuelo y esposarme las manos a la pata de la mesa que tengo ante mi. Permanezco en la misma posición. Él parece que se ha ido. Pasan los minutos y comienzo a estar ansiosa. De pronto siento como me penetra el ano. Trato de girarme. Pero es inútil. Él me lo impide y además llevo los ojos vendados. Cada vez sus embestidas son más fuertes. Yo jadeo. Él no emite ningún sonido, sólo se escucha su cuerpo contra mis nalgas. Pasa sus manos bajo mi cuerpo y comienza a acariciarme los pechos con fuerza. Me duelen, pero me gusta. De pronto para. Me desesposa de la mesa y me esposa las manos a la espalda. Me quita el pañuelo de los ojos y me ncuentro de rodillas con su miembro a la altura de mi boca. Se lo que espera de mi. Saco mi lengua y comienzo a lamer su polla. Bajo hasta sus huevos y me los meto en la boca. Los chupo. Vuelvo a su miembro y comienzo a chupar. Me lo meto todo en la boca. A estas alturas ya he perdido la vergüenza y miro de reojo hacia arriba de vez en cuando con cara de viciosa. Me encanta y Él lo sabe. Él me coje la cabeza con las manos para marcarme el ritmo que le gusta. Yo sigo chupando y lamiendo. Metiendome toda su verga en la boca y lamiendo con cuidado la punta. Cuando tiene suficiente vuelve a ponerme a cuatro patas y me la clava de nuevo. Esta vez no tiene miramientos. Quiere correrse en mi culo. Yo estoy como loca. Lo estoy deseando. Me encanta sentirle dentro de mi. Sigo con las manos esposadas a la espalda y no puedo agarrarme a nada. Mi cuerpo se bambolea de delante atrás con cada una de sus arremetidas. Voy a estallar. No puedo evitar gritar. Me voy a correr. Él se mueve más rápido cada vez. Comienzo a sentir su leche dentro de mi. Rápidamente me da la vuelta y termina de correrse encima de mi. Con su permiso le limpio con mi boca. Él me sonrie y yo le doy las gracias.

Cuando abro los ojos Él no está alli. Yo estoy en el suelo, empapada de sudor y tan solo con las medias puestas. No hay esposas, ni pañuelo, ni vibrador. Todo ha sido mi imaginación.  

3 comentarios

torresltp -

Que gran imaginacion tienes...

ada -

Me ha gustado...es un sueño...

DK -

Me ha encantado tu escrito.
Un beso
Otra sumisa.