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Una sumisa

Diario

Una sesion por Internet

Llego a casa. Después de hablar un rato con mi Amo me pide que me tumbe en el sofá. Con tan solo unas medias puestas hago lo que me ordena y coloco la cam de modo que mi figura se vea entera. Mantengo mis piernas separadas para que mi Amo pueda ver mi sexo. Pasado un rato recibo otra orden de mi Amo, me pide que coja uno de mis juguetes y comience a jugar. Cojo el consolador de gelatina y me lo intoduzco en la vagina, comienzo despacio, pero mi Amo enseguida me ordena que me lo meta hasta el fondo y que lo mueva más deprisa; yo acato sus órdenes sin titubear. Noto cómo mi excitación aumenta cada vez más. Estoy mojada. El consolador resbala por mi conejito caliente sin dificultad. Con la otra mano comienzo a acariciarme el clitoris, pero de inmediato mi Amo me lo prohibe. Para que tenga la otra mano ocupada me dice que coja una vela y me eche cera sobre los senos sin parar de masturbarme con el pene de gelatina. El calor de la cera derretida sobre mis senos me excita más aún, resbala por mis pezones que se ponen cada vez más duros. Cada vez me cuesta más mantener el ritmo que mi Amo me pide. Estoy a punto de tener el primer orgasmo y se lo digo a mi Amo, que me dice que aunque me corra no pare, que continue igual. No puedo evitarlo, me corro, mi cuerpo se estremece y sin darme cuenta vierto cera por mi vientre.
Mi Amo me ordena que coja otro de mis juguetes, el vibrador, y que me coloque a cuatro patas y me lo introduzca por el ano. Poco a poco voy metiendo el vibrador en el agujero que mi Amo me ha indicado y cuando ya está dentro mi Amo me pide que coja otro de los juguetes y me masturbe con él en la vagina. A cuatro patas, como una perra, obedezco a mi Amo. Sólo la situación me excita sobremanera, pensar que mi Amo me está observando en esta postura tan "humillante"; incluso antes de introducir nada en mi vagina siento como resbalan los flujos por mi entrepierna. Tal y como mi Amo me ha pedido me masturbo una vez más, con el vibrador en el culo y otro juguete en mi empapado chocho. No tardo en volver a correrme, pero no dejo de mover los juguetes hasta que mi Amo así me lo indica. Me pide que continue, pero tumbada boca arriba.
Soy incapaz de mirar a la cam, me siento sucia; me gusta sentirme asi.
Mi Amo me dice que me saque el vibrador del culo y que juegue con él hasta correrme de nuevo. Yo tan solo obedezco, no tengo fuerzas para decir nada. Muevo el vibrador dentro de mi vagina, juego con él y lo meto hasta el fondo sacándolo del todo después y volviendo a meterlo con fuerza de nuevo hasta el fondo una y otra vez, imaginándome que es mi Amo el que está aqui. Mi cuerpo se mueve al ritmo de las "embestidas" del consolador, me retuerzo, y continuo hasta que me corro. Entonces sigo las instrucciones de mi Amo y limpio todos los juguetes con mi boca y mi lengua.
Finalmente le digo a mi Amo quien soy, su perrita, su esclava... y Él me da mi premio.

Esta fue una de las sesiones que mi Amo y yo tuvimos a través de internet. Espero que haya sido de su agrado ;)

Contrato

Antes de nada pedir disculpas por estos días de silencio, pero ciertos compromisos me han mantenido ocupada.
Hace algunos días me preguntaron por el contrato que mi existe entre mi Amo y yo, lo que me dio la idea de dedicar unas líneas a aquel día.
Yo ya llevaba tiempo sirviendo a mi Amo, pero creíamos que era conveniente firmar un contrato y la verdad es que hoy me alegro de haberlo de haberlo hecho, no tanto por el hecho de que exista dicho papel, si no porque gracias a él han surgido nuevas prácticas que quizás de otro modo habrían quedado olvidadas.
Quedamos y nos dirigimos juntos a un lugar más íntimo. Una vez allí leímos juntos algunos modelos que habíamos recopilado en Internet y de alli sacamos algunas ideas. Lo dividimos en varios apartados: Aceptacion de la sumisón, Aceptación de sometimientos y castigos, Aspecto, Actitud, unas Responsabilidades del Amo y un último apartado acerca de la prórroga del contrato. Todos estos capítulos engloban lo relacionado con mi aceptación de condición de sumisa y esclava, los límites que tanto yo como mi Amo hemos marcado conjuntamente y de mutuo acuerdo en esta relación D/s, se mencionan algunas prácticas o castigos, se hace alusión a la palabra de seguridad, etc. Todos estos aspectos que a nuestro entender no debían faltar, y por último se manifiesta que libre y voluntariamente ambos damos nuestra conformidad a lo expuesto mediante nuestra firma.
Este contrato es meramente simbólico, pero como ya he dicho anteriormente, nos ha dado pie a probar cosas nuevas, cosas que tras hablarlas y ver que no estaban reflejadas en el contrato, hemos considerado necesario hablarlas y a veces probarlas ;)
Cuando ya terminamos de redactar el contrato yo estaba algo excitada despues de haber leido y hablado de todo a lo que me acababa de comprometer. Procedi a vestirme (mas bien desvertirme) apropiadamente para mi Amo como Él me indico y siguiendo sus órdenes me coloqué sobre sus piernas para recibir un castigo que había pendiente. Aunque antes de firmar el contrato yo ya me consideraba sumisa de mi Amo, en ese momento, sobre sus rodillas, como una niña pequeña a punto de recibir unos buenos azotes en el culo, me sentí más suya que nunca; esa misma sensación la volví a tener más veces a lo largo de ese día... Mi Amo me azotó; cada vez que su mano golpeaba mi trasero me invadía una sensación extraña que no había tenido hasta ese momento, y tan solo por una firma en un papel...
Después del castigo la sesión continuo, y mi Amo parecía más deshinibido que de costumbre, fue genial...
Ese día marco un antes y un después en nuestra relación D/s, a partir de ese día lo último que me quedaba por entregarle se lo entregué. Me alegro de que decidieramos dar ese paso. Ahora, cada vez que revisamos ese contrato y vemos cosas nuevas que no se nos ocurrieron en ese momento nos conocemos un poco más, nos descubrimos un poco más el uno al otro e incluso a nosotros mismos y avanzamos mas por este camino...

Como comenzó todo

No se cuantas veces me han hecho la misma pregunta: ¿cómo empezaste en esto? Bueno, la verdad es que no creo que exista un día concreto ni una situación determinada. Recuerdo que ya de muy pequeña me atraía la idea de que alguien me dominara, que ejerciera su fuerza sobre mi y me obligara a hacer cosas que pudieran resultarme humillantes, desagradablesy porqque no, incluso dolorosas. Mis primeros contactos con el sexo no fueron precisamente dignos de ser recordados, tan solo fueron probatinas que se sucedían una tras otra pero que no me satisfacían. Todo eran relaciones (por llamarlo de alguna manera) más bien pasajeras. Recuerdo la primera vez que hice una mamada, yo no debía tener más de 16 años y aquel chico no llegaba a los 18. Después de habernos enrollado en el bar de turno, de los consiguientes magreos y metidas de mano, salimos de alli y nos dirigimos a un lugar más tranquilo. Estábamos en el casco antiguo de la ciudad y encontramos un solar en obras, nos metimos alli y continuamos con nuestros tocamientos. Yo oía los pasos y las voces de la gente que pasaba por la calle, pero poco me importaban, de hecho me gustaba, pero me daba vergüenza reconocerlo, de modo que no hice ningún comentario y comencé a desabrocharle el pantalón a aquel chico; a él debió de incomodarle estar en un lugar tan accesible a la vista de los transeuntes, ya que me empujo bruscamente hacia una pared para escondernos de las miradas furtivas. Una vez alli, ya se imagina lo que sucedió, él me fue empujando poco a poco hacia abajo hasta que mi cara quedó a la altura de su miembro. Yo no me lo pense dos veces y comencé a acariciarlo, a lamerlo... Pensaba que aquello no me iba a gustar y que no sabría cómo hacerlo, pero a mi sí que me agrado y por la reacción de aquel chaval, no debió de salir del todo mal. Cuando ya le había cogido yo gusto, me levanto y me puso de espaldas contra la pared, yo traté de resistirme, aquello ya me parecía demasiado, pero descubrí que cuanto más me resistía, más insistía él y más me gustaba a mi esa situación; estaba confusa y no sabía que hacer, de modo que trate de explicarle que se me hacía tarde y que debía marcharme. Él no dijo nada, tan solo me volvió a guiar hasta su pene para que terminara el trabajo y asi lo hice.
Esa noche apenas pude dormir, no paraba de darle vueltas a esa sensación tan extraña que había tenido cuando traté de resistirme y él insistía, tan solo decía: "tranquila, no pasa nada" ¡y yo sa´bía que era verdad! Pero algo dentro de mi hacía que me resistiera... La misma sensación me sobrevino durante años en situaciones similares, pero traté de no darle importancia, además me gustaba aquello asi que no quería hacer nada por "remediarlo". Con tan solo 15 o 16 años poco me podía imaginar de lo que se trataba, ahora pienso que quizás de algún modo estaban comenzando a despertar en mi instintos y sensaciones que hoy conviven conmigo día a día y de los cuales disfruto siempre que puedo.

ME PRESENTO

Comenzaré presentándome. No creo que importe cómo me llamo, ni de dónde soy ni cosas por el estilo. Tan sólo diré que soy una chica de 26 años, estudio, trabajo cuando encuentro algo, salgo con mis amigos, disfruto de mi tiempo libre... es decir, soy una persona normal. No soy ni más ni menos que el resto de la gente que tengo a mi alrededor, aunque mucha gente opine que mi condición de sumisa (o esclava, la diferencia entre ambos términos es algo que trataré más adelante) me condicione a verme relegada a un segundo plano; no es así. Una sumisa es ante todo una persona, con sus sentimientos, su vida, sus inquietudes, sus gustos, sus necesidades, etc. Muchas veces he oido cosas como: "jo, yo quiero una sumisa, asi le digo cuando quiero follar, y como no me puede decir que no..." No nos equivoquemos, estamos hablando de relaciones D/s, y la palabra relación implica cierta dualidad, cierto equilibrio entre dos partes; pero creo que me estoy alejando del tema. Yo necesito a mi Amo del mismo modo que Él me puede necesitar a mi, yo obedezco y sirvo a mi Amo lo mejor que se porque quiero agradarle, quiero satifacerle, no sólo porque Él me lo ordene. Con el paso de los años he descubierto que una relación de esas que la gente califica "normales", de pareja, no me satisfacían, no me llenaban, necesitaba algo más y no sabía lo que era. Ahora lo se, quiero alguien a mi lado a quien poder servir, alguien que me conozca y sepa domarme, que sepa cómo tratarme, que sepa castigarme si me lo merezco, al igual que espero que me reconozca mis aciertos, no es sencillo expresarlo en palabras, pero cuando me preguntan por mi Amo, siempre contesto lo mismo: "nosotros somos antes de nada amigos, muy buenos amigos, pero los dos sabemos quien manda". Creo que esa es la frase que mejor resume nuestra relación.
Con esto no quiero decir que toda relación D/s tenga que tener estas características ni mucho menos, cada relación es diferente, pueden existir tantas variantes como tipos de personas haya; lo más importante, en cualquier relación, es encontrar a la persona con la que poder compartir tus gustos e inquietudes y poder aprender y descubrir cosas nuevas juntos. Eso es posible, yo creo haberlo encontrado y desde aqui animo a todo el mundo que aun no lo haya logrado a no desesperar, detrás de cualquier esquina les espera esa persona. ¡Suerte!