Blogia
Una sumisa

¿El Amo es Dios?

Twitter es una auténtica mina de frases tipo "el Amo es Dios", "lo que dice el Amo se hace y punto", "el Amo siempre tiene razón" y cosas por el estilo.Yo no puedo evitar que al leer este tipo de frases algo se me remueva por dentro y surja un conflicto en mi interior.

Para mi el Amo no es Dios. El Amo para mi es una persona, como tu y como yo. Una persona con sus cosas, sus debilidades y sus fortalezas, sus vulnerabilidades, sus inseguridades, sus aciertos y sus errores.

A menudo veo como de un modo u otro se endiosa al Amo, se le pone en un altar y se le considera un ser no solo superior, sino perfecto. Esa postura a mi no me vale. Es cierto que cuando queremos o amamos a alguien le endiosamos, no vemos más allá de esa parte que nos encandila, esa parte que nos llena o esa parte que en cierto modo queremos alcanzar. Nos ocurre con Amos, amigos, parejas, familiares o incluso compañeros o personajes públicos. A mi entender esa reacción es en cierto modo natural y es fruto de una necesidad de un modelo a imitar o una figura a la que obedecer sin cuestionar si está bien o mal.

En parte me resulta algo egoísta. En las ocasiones en las que he tratado de guiarme por ese modelo, esa certeza de que Él tiene la verdad absoluta y nunca se va a equivocar, algo ha terminado saliendo mal. Cuando me dejo llevar por esa idea termino olvidando algo realmente importante, a mi misma. Termino haciendo las cosas sin pensar en las consecuencias, sin pensar si a mi eso me llena o por el contrario me deja un vacío, si nos lleva a algún lado, si es un paso más o solo una comodidad. Al final siempre he terminado igual, sintiéndome más pequeña cada vez, más inferior no solo a sus ojos, sino a los del resto de personas, he acabado considerándome una persona que no merecía la pena y que tan solo era capaz de acatar órdenes sin si quiera sentir placer o disfrutar haciéndolo. En definitiva, cuando me olvido de mi, termino haciendo las cosas porque sí, como rutina, sin motivación, sin inspiración y creando un vacío cada vez mayor en mi interior. Un vacío que solo me lleva a un lugar, al del reproche, al de cuestionarme qué estoy haciendo o para qué lo hago. 

Cuando endiosamos todo es perfecto y maravilloso, todo parece fluir, todo es fácil, solo hay que dejarse llevar. El problema surge cuando vemos un comportamiento, una actitud que no esperábamos y que nos rompe los esquemas. Cuando de pronto todo eso que creíamos que era la persona sobre el pedestal flaquea, tiene un momento de debilidad o incluso nos parece que ha fallado. ¿Es eso cierto? ¿En realidad ha fallado? No creo que sea así. Lo que ha fallado es nuestra percepción, quien ha fallado es ese ser que nosotros mismos hemos creado, perfecto, infalible y extraordinario. En ese momento te desmoronas, te cuestionas todo, incluso aquello que sí hacías con ilusión, con motivación y con devoción.

No es justo, no es justo para ti y tampoco para Él. Cargarle con la responsabilidad de una perfección que tu esperas o asumes como cierta se puede terminar volviendo en tu contra.

Cuando aceptamos al Amo aceptamos a la persona. Aceptamos que puede o no tener la razón, puede o no equivocarse, puede o no ser justo... Aceptamos que a pesar de todo queremos pertenecerle, queremos que nos guíe, que nos eduque, que nos acepte como somos y nos ayude a mejorar, a ser lo que se espera de nosotros. Aceptamos a una persona en la que confiaremos y creeremos, a la que respetaremos y obedeceremos, una persona que consideramos siempre hará lo que considere mejor y más apropiado, aunque a veces quizás pueda equivocarse, pero no le cuestionaremos, porque lo hemos aceptado libre y conscientemente.

Es cierto, el Amo es superior, Él tiene la autoridad, Él manda, pero no es Dios. Ni siquiera es mi Dios. Es mi Señor, mi guía en el camino de la sumisión y la superación, la mano que buscaré cuando me pierda, la figura que miraré cuando necesite entender...pero no es mi Dios, no es mi vida, no es la solución a mis problemas, ni tampoco es quien va a determinar mi felicidad. Yo tengo que tomar las decisiones de mi vida y encontrar mi felicidad. Él me ayudará si lo considera, me aconsejará si quiere, pero no puedo cargarle con el peso de mi felicidad. No es justo.

Mi Amo es mi Señor. Él hará, dirá y pedirá lo que crea sea lo correcto, y yo aceptaré, aprenderé y obedeceré, porque Él es mi Amo, no porque sea mi Dios.

1 comentario

Petrus -

Esa es la clave. No hay dioses, solo una relación basada en la confianza, el deseo y el consenso. Ese es el camino.